La carne falsa perdió la pelea con la carne verdadera. Los consumidores se han ido dando cuenta de que no es tan saludable como se pregonaba. Una lista interminable de ingredientes y su condición de multiprocesada la están alejando del gran público. Amenazaba con comerse los chicos crudos. Pretendía ser el gran hallazgo del siglo, una vuelta de tuerca que iba a terminar con las cosas que se le cuestionan a la carne vacuna. Pero a diez años de su aparición rutilante la principal compañía dedicada a comercializar “carne vegetal” está en serios problemas. La misma gente que se entusiasmó con la novedad va volviendo lentamente a consumir las hamburguesas tradicionales.
